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Para conocer el origen y desarrollo del apellido Cervelló, tenemos que remitir al lector al linaje «Alemany», donde explicamos el arranque y formación del apellido Cervelló. Los Cervelló de Cataluña poseyeron las baronías de Llobregat, Domaguer, Querol, Monclor y Vallespinosa. Pasaron a Valencia, estableciéndose en la villa de Oropesa la Vieja, de donde dimanaron los condes de Cervellón. Una rama de este linaje enlazó con la casa de Van de Walle, de Canarias, por el matrimonio de Beatriz de Cervelló y Mellid (hija de Vicente de Cervelló, conquistador de la Palma y de la gran familia valenciana de los condes de Cervellón) con Luis Van Walle, «el Viejo». También fue hija de dicho Vicente de Cervelló doña Esperanza de Cervelló, que casó con Hernando Alcocer y fueron padres de Juana Luisa de Cervelló, que contrajo matrimonio en la Palma con Juan de Santa Cruz, fundador en Canarias de la familia de ese apellido. En Murcia se estableció otra línea de los Cervelló, dimanada de la rama de Cataluña.

Escudos de Armas del apellido:
Trae de oro, con un ciervo de azur pasante. Estas son las primitivas y puras del linaje. Más tarde añadieron una corona de oro sobre la cabeza del ciervo, por concesión de Carlos V. Según Pedro Vitales algunos Cervelló pintaron el ciervo de sable. Otros, según Miguel de Salazar, usaron escudo partido : 1º, de plata, con el ciervo de azur, y 2º, también de plata, con cinco ciervos de sable en sotuer. Otros trajeron: De gules, con dos ciervos de oro, según las notas sobre blasones aragoneses del siglo XVI, tomadas de los bordados en telas o grabados en la orfebrería del templo metropolitano del Salvador (La Seo), de Zaragoza, conforme al inventario de 1521.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio. La cabeza significa trofeo, valor, superioridad y despojo sangriento. El ciervo simboliza ánimo esforzado, que saca y recobra energías aún en las ocasiones más adversas. Representa al soldado experimentado y prudente que aguarda cautamente la llegada de sus adversarios.